Érase una vez unos niños que habían quedado a jugar en el descampado próximo a su casa. No tenían muchas ganas de jugar y se sentaron sobre una piedras. Alberto, clavando la mirada en la tierra, soltó:
- ¡Vaya vida esta! ¡Qué sitio más feo!. ¡Qué aburrimiento!.
- Ya te estás quejan do como siempre, le reprochó Rafa. Somos unos privilegiados. Tenemos para comer, para dormir, para aprender,… no como otros.
- Ya está aquí el salvavidas. Esos viven muy lejos y para mi lo importante es mi vida. ¡Qué me importan a mi los demás!.
En ese momento en el que la discusión iba en aumento vieron pasar una bandada de palomas que envolvieron el cielo de una luz brillante. Ouidade: con los ojos cerrados les propuso un juego: ¿Por qué no trabajamos y transformamos este terreno baldío en un parque.
- Aquí, propuso Adrián, plantaremos una zona de alimentos para los más necesitados. La llamaremos la “Huerta Generosa”
- Allá en la esquina vamos a construir el “Parque Infantil de la Alegría”, propuso Jéssica. Lo llenaremos de columpios que nos lancen al cielo, de toboganes que te deslicen suavemente y caigas en la zona del tierno abrazo. También pondremos un balancín que tenga la forma de dos manos saludándose.
- Necesitamos sombra, mucha sombra de unos árboles grandes que den cobijo a los nidos de los animales, Todos los seres vivos para ser felices necesitan un lugar agradable y seguro donde vivir, dijo Anhelina. Será el “Paseo de la Tranquilidad”.
- Y en el centro un pequeño lago con “la fuente de la felicidad”, contesto Jonathan,
- El mobiliario ha de ser especial; bancos en forma de corazón, farolas que irradien luz color esperanza, papeleras para tirar egoísmos y violencia.
- Deberíamos construir un kiosko donde se vendan chicles con sabor a cariño, nubes con olor a sueño, helados solidarios que cuando los tomes sientas el calor del amigo y palomitas que cuando abras la bolsa echen a volar, Le pondremos un letrero grande: Kiosko Mahatma”
Todo los niños se levantaron son riendo, hicieron un corro, fueron entrelazando sus manos, se separaron hasta hacer un gran círculo. Levantaron la manos hacía el cielo y vieron como la bandada de palomas se posaba en el centro del círculo que habían hecho.
Pilar, emocionada, grito: “amigos estamos construyendo “El Parque de la Paz”.
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